martes, 10 de agosto de 2010

"SAN LORENZO MÁRTIR"

Hoy la Iglesia celebra la festividad de San Lorenzo Mártir y con este motivo nos ocupamos de este Santo ofreciendo un breve estudio sobre su vida desde dos perspectivas; la visión de la Iglesia y desde un contexto histórico.


San Lorenzo Mártir nació en Huesca (Aragón) en el año 225. Su nombre significa: "coronado de laurel". Los datos acerca de este santo los ha narrado San Ambrosio, San Agustín y el poeta Prudencio.


Cuando en el año 257 Sixto fue nombrado Papa, Lorenzo fue ordenado diácono. Fue uno de los siete diáconos de Roma, o sea, uno de los siete hombres de confianza del Sumo Pontífice. Su oficio era de gran responsabilidad, pues estaba encargado de distribuir las ayudas a los pobres y de administrar los bienes de la Iglesia. Por esta labor, es considerado uno de los primeros archivistas y tesoreros de la Iglesia. Patrón de los bibliotecarios, comediantes, cocineros, curtidores, diáconos, estudiantes y mineros y de las ciudades alemanas de Wuppertal, Merseburg y Kulm.






REPRESENTACIÓN ICONOGRÁFICA


Identificativo principal
Tiene a su lado la parrilla (su instrumento de martirio) y sostiene la Palabra de Dios, a la que fue fiel; y la palma de los mártires.


Identificativo secundario
Viste dalmática, que es el ropaje litúrgico de los diáconos; el atuendo es rojo evocando el martirio.






A comienzos del mes de agosto del año 258, el emperador Valeriano emitió un edicto ordenando matar inmediatamente a todos los obispos, curas, diáconos y a todo el que se declarara cristiano ("episcopi et presbyteriet diacones incontinenti animadvertantur" -- Cipriano, Epist. lxxx, 1). Esta orden imperial se ejecutó inmediatamente en Roma.

El 6 de Agosto el Papa San Sixto estaba celebrando la Santa Misa en un cementerio de Roma cuando fue asesinado ("Xistum in cimiterio animadversum sciatis VIII id. Augusti et cum eo diacones quattuor." Cipriano, ep. lxxx, 1) Otros dos diáconos, Felicísimo y Agapito, fueron ejecutados el mismo día.

La antigua tradición dice que cuando Lorenzo vio que al Sumo Pontífice lo iban a matar le dijo: "Padre mío, ¿te vas sin llevarte a tu diácono?". San Sixto le respondió: "Hijo mío, dentro de tres días me seguirás" y le encargó que repartiera los bienes de la Iglesia entre los pobres para evitar que cayera en manos de los perseguidores. Lorenzo se alegró mucho al saber que pronto iría a gozar de la gloria de Dios.

Viendo entonces San Lorenzo que el peligro llegaba, recogió todo el dinero y demás bienes que la Iglesia tenía en Roma y los repartió entre los pobres. Vendió los cálices de oro, copones y candeleros valiosos, y el dinero lo dio a las gentes más necesitadas.

El Prefecto de Roma, que era un pagano muy amigo de conseguir dinero, llamó a San Lorenzo para encargarle que recogiera todos los tesoros de la Iglesia y se los llevase, porque el emperador los necesitaba para venderlos y costear una guerra que iba a empezar.

San Lorenzo le pidió que le diera tres días de plazo para reunir todos los tesoros de la Iglesia, y en esos días fue invitando a todos los pobres, lisiados, mendigos, huérfanos, viudas, ancianos, mutilados, ciegos y leprosos que él ayudaba con sus limosnas. Y al tercer día los hizo formar en filas, y mandó llamar al Prefecto diciéndole: "Ya tengo reunidos todos los tesoros de la iglesia. Le aseguro que son más valiosos que los que posee el emperador".

El jerarca lo mandó torturar con escorpiones y luego a asar a fuego lento en una parrilla.

Según la leyenda, Lorenzo fue quemado vivo en una hoguera, concretamente en una parrilla, cerca del Campo de verano, en Roma. Se dice que en medio del martirio, exclamó: "Assum est, inqüit, versa et manduca" (traducción aproximada: dadme la vuelta, que por este lado ya estoy hecho). El verdugo mandó que lo voltearan y así se quemó por completo. Cuando sintió que ya estaba completamente asado exclamó: "La carne ya está lista, pueden comer". Y con una tranquilidad que nadie había imaginado rezó por la conversión de Roma y la difusión de la religión de Cristo en todo el mundo, y exhaló su último suspiro. Era el 10 de agosto del año 258. Los cristianos vieron el rostro del mártir rodeado de un esplendor hermosísismo y sintieron un aroma muy agradable mientras lo quemaban.



CONTEXTO HISTÓRICO

San Lorenzo fue enterrado en la Via Tiburtina ("III id. Aug. Laurentii in Tibertina"; Ruinart, "Acta sincera", Ratisbona, 1859, 632), en las catacumbas de Ciriaca en agro Verano (De Rossi, "Roma Sott.", I, 178), por Hipólito de Roma y el presbítero (sacerdote) Justino. Se dice que Constantino I el Grande mandó construir un pequeño oratorio en honor del mártir.


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(Via Tiburtina)


(Via Tiburtina en la actualidad)


Desde el siglo IV, San Lorenzo ha sido uno de los mártires más venerados de la iglesia romana. Constantino I el Grande fue el primero en erigir un pequeño oratorio en honor a él sobre el lugar donde fue enterrado que se convirtió en punto de parada en los itinerarios de peregrinación a las tumbas de los mártires romanos en el siglo VII. Un siglo más tarde, el Papa Dámaso I (366-384) reconstruyó la iglesia. El Papa Pelagio II (579-90) amplió y embelleció el lugar. El Papa Sixto III (432-40) construyó, en la cima de la colina donde fue enterrado, una gran Basílica de tres naves cuyo ábside está apoyado en la vieja iglesia conocida como Basílica di San Lorenzo fuori le Mura, mientras que la iglesia de San Lorenzo in Panisperna se alza sobre el lugar de su martirio. En el siglo XIII, el Papa Honorio III convirtió los edificios en uno y así es como se encuentra la Basílica de San Lorenzo hoy en día.


En el siglo XII, el Papa Pascual II (1099-1118) dijo que la parrilla usada en el martirio fue guardada en la iglesia de San Lorenzo de Lucina.



LAS ACTAS DE SAN DÁMASO, SAN AMBROSIO Y EL POETA PRUDENCIO

(San Dámaso)

El Papa San Dámaso (366-84) escribió un panegírico en verso que se grabó en mármol y se colocó sobre su tumba. Dos contemporáneos de este Papa, San Ambrosio de Milán y el poeta Prudencio, dieron detalles concretos sobre la muerte de San Lorenzo.

San Ambrosio relata (De officiis min. Xxviii) cuando se le preguntó a San Lorenzo por los tesoros de la Iglesia, éste, hizo comparecer a los pobres entre los que, en lugar de darles limosna, había repartido el tesoro; también contó que cuando se llevaban al Papa Sixto II para ejecutarlo, éste reconfortó a San Lorenzo que deseaba compartir su martirio, diciéndole que le seguiría en tres días. El santo Obispo de Milán también explica que San Lorenzo fue quemado hasta la muerte en una parrilla de hierro (De offic., xli).


De igual manera, pero con más detalles poéticos, Prudencio describe el martirio del diácono romano en su himno a San Lorenzo
("Peristephanon", Hymnus II).



(San Ambrosio)
El encuentro entre San Lorenzo y el Papa Sixto II, cuando éste último iba a ser ejecutado, según el relato de San Ambrosio, no es compatible con los informes contemporáneos sobre la persecución de Valeriano. La forma en que fue ejecutado –quemado en una parrilla de hierro al rojo vivo—también hace surgir importantes dudas. Las narraciones de Ambrosio y Prudencio se basan más en la tradición oral que en escritos. Es bastante posible que entre el año 258 y el final del siglo IV surgieran leyendas populares sobre esté diácono romano tan venerado y que algunas de esas historias hayan sido preservadas por estos dos autores. En cualquier caso, nosotros carecemos de medios para verificar en fuentes anteriores los detalles que derivan de San Ambrosio y Prudencio, o para establecer hasta que punto esos detalles se basan en la tradición histórica anterior. Probablemente, a principios del siglo VI se crearon otras versiones más completas sobre el martirio de San Lorenzo, y en estas narraciones muchos de los mártires de la Vía Tiburtina y de las dos Catacumbas de San Ciriaca en agro Verano y San Hipólito estaban relacionados de una forma romántica y totalmente legendaria.


Los detalles que se dan en estas Actas sobre el martirio de San Lorenzo y su actividad antes de su muerte carecen de credibilidad. Sin embargo, a pesar de las críticas a las últimas versiones de su martirio, no cabe duda de que San Lorenzo fue un personaje histórico real ni de que el diácono fue martirizado; tampoco existen dudas sobre el lugar donde ocurrió ni sobre la fecha de su entierro.



ORACIÓN

Señor, que fortaleciste al diácono san Lorenzo para que resistiera los tormentos y diera testimonio de Ti, te pedimos por su intercesión nos concedas proclamar Tu Nombre con firmeza y valentía y así seamos dignos de entrar en tu morada eterna. Por Jesucristo Nuestro Señor.

Amén.



(Fuentes:
J.P. KIRSCH - Transcrito por Paul T. Crowley -
The Catholic Encyclopedia, Volume I
Copyright © 1907 by Robert Appleton Company)



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