miércoles, 30 de enero de 2008

"CULTOS AL SEÑOR DEL LAVATORIO"


TRIDUO SOLEMNE

La Cofradía de Ntro. Padre Jesús en el Lavatorio consagra a su Titular durante los días 31 de Enero, 1 y 2 de Febrero, Solemene Triduo dando comienzo a las 20.15 h en el Santuario de la Purísima Concepción.



FUNCIÓN PRINCIPAL DE REGLA

Posteriormente, el Domingo día 3 a las 13.30 h, está Hermandad del Miércoles Santo, celebrará Función Principal de Regla y Comunión General.

Ocupará la Sagrada Cátedra D. Antonio Tejero Díaz, Párroco de Santiago el Mayor, siendo Hermano Mayor D. José Carmona Pérez.



"CULTOS DE LA HDAD. DEL CALVARIO"

SOLEMNE TRIDUO

La Hermandad de Penitencia y Cofradía de Nazarenos del Stmo. Cristo del Calvario y Ntra. Madre y Señora del Consuelo, consagra en Honor, Honra y Alabanza de sus Amantísimos y Excelsos Titulares Solemne Triduo durante los próximos días 31 de Enero, 1 y 2 de Febrero en la Parroquia Matriz de Ntra. Sra. de la Purificación.

Éste dará comienzo a las 18.30 h con el rezo del Santo Rosario y Letanías a Ntra. Sra. para continuar a las 19.00 h con el Ejercicio del Triduo, Santa Misa con Homilía y Bendición Final.


Tras concluir la misa del día 2, se bendecirán las tradicionales rosquillas del día de la Candelaría con motivo de la festividad litúrgica de Ntra. Sra. de la Purificación.


FUNCIÓN PRINCIPAL DE INSTITUTO

El Domingo día 3 de Febrero a las 12.30 h tendrá lugar la celebración de la Función Principal de Instituto y Misa de Comunión General, durante la cual, al ofertorio, la Hermandad hará pública protestación de fe y todos los hermanos jurarán las Reglas de la Misma. A su vez, se encontrará expuesta la Santísima Reliquia del Lignum Crucis que podrá ser besada por todo aquel devoto que lo desee una vez concluya ésta.

El panegérico de estos cultos estará a cargo de D. Agustín Carrasco Álvarez, Coadjutor de la Parroquia de Ntra. Sra. de la Inmaculada de Arroyo de la Miel (Málaga).

La Hermandad del Calvario estrenará para esta ocasión un nuevo montaje de altar.

(Documentación cedida por la Hdad.)


"MENSAJE DE S.S. EL PAPA PARA LA CUARESMA DE 2008" (Paco Baena)

«Nuestro Señor Jesucristo, siendo rico, por vosotros se hizo pobre»
(2 Corintios 8,9)

¡Queridos hermanos y hermanas!

1. Cada año, la Cuaresma nos ofrece una ocasión providencial para profundizar en el sentido y el valor de ser cristianos, y nos estimula a descubrir de nuevo la misericordia de Dios para que también nosotros lleguemos a ser más misericordiosos con nuestros hermanos. En el tiempo cuaresmal la Iglesia se preocupa de proponer algunos compromisos específicos que acompañen concretamente a los fieles en este proceso de renovación interior: son la oración, el ayuno y la limosna. Este año, en mi acostumbrado Mensaje cuaresmal, deseo detenerme a reflexionar sobre la práctica de la limosna, que representa una manera concreta de ayudar a los necesitados y, al mismo tiempo, un ejercicio ascético para liberarse del apego a los bienes terrenales. Cuán fuerte es la seducción de las riquezas materiales y cuán tajante tiene que ser nuestra decisión de no idolatrarlas, lo afirma Jesús de manera perentoria: «No podéis servir a Dios y al dinero» (Lc 16,13).

La limosna nos ayuda a vencer esta constante tentación, educándonos a socorrer al prójimo en sus necesidades y a compartir con los demás lo que poseemos por bondad divina. Las colectas especiales en favor de los pobres, que en Cuaresma se realizan en muchas partes del mundo, tienen esta finalidad. De este modo, a la purificación interior se añade un gesto de comunión eclesial, al igual que sucedía en la Iglesia primitiva. San Pablo habla de ello en sus cartas acerca de la colecta en favor de la comunidad de Jerusalén (cf. 2Cor 8,9; Rm 15,25-27 ).

2. Según las enseñanzas evangélicas, no somos propietarios de los bienes que poseemos, sino administradores: por tanto, no debemos considerarlos una propiedad exclusiva, sino medios a través de los cuales el Señor nos llama, a cada uno de nosotros, a ser un medio de su providencia hacia el prójimo. Como recuerda el Catecismo de la Iglesia Católica, los bienes materiales tienen un valor social, según el principio de su destino universal (cf. nº 2404).

En el Evangelio es clara la amonestación de Jesús hacia los que poseen las riquezas terrenas y las utilizan solo para sí mismos. Frente a la muchedumbre que, carente de todo, sufre el hambre, adquieren el tono de un fuerte reproche las palabras de San Juan: «Si alguno que posee bienes del mundo, ve a su hermano que está necesitado y le cierra sus entrañas, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios?» (1Jn 3,17). La llamada a compartir los bienes resuena con mayor elocuencia en los países en los que la mayoría de la población es cristiana, puesto que su responsabilidad frente a la multitud que sufre en la indigencia y en el abandono es aún más grave. Socorrer a los necesitados es un deber de justicia aun antes que un acto de caridad.

3. El Evangelio indica una característica típica de la limosna cristiana: tiene que ser en secreto. «Que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha», dice Jesús, «así tu limosna quedará en secreto» (Mt 6,3-4). Y poco antes había afirmado que no hay que alardear de las propias buenas acciones, para no correr el riesgo de quedarse sin la recompensa de los cielos (cf. Mt 6,1-2). La preocupación del discípulo es que todo vaya a mayor gloria de Dios. Jesús nos enseña: «Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestra buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos» (Mt 5,16). Por tanto, hay que hacerlo todo para la gloria de Dios y no para la nuestra. Queridos hermanos y hermanas, que esta conciencia acompañe cada gesto de ayuda al prójimo, evitando que se transforme en una manera de llamar la atención. Si al cumplir una buena acción no tenemos como finalidad la gloria de Dios y el verdadero bien de nuestros hermanos, sino que más bien aspiramos a satisfacer un interés personal o simplemente a obtener la aprobación de los demás, nos situamos fuera de la óptica evangélica. En la sociedad moderna de la imagen hay que estar muy atentos, ya que esta tentación se plantea continuamente. La limosna evangélica no es simple filantropía: es más bien una expresión concreta de la caridad, la virtud teologal que exige la conversión interior al amor de Dios y de los hermanos, a imitación de Jesucristo, que muriendo en la cruz se entregó a sí mismo por nosotros. ¿Cómo no dar gracias a Dios por tantas personas que en el silencio, lejos de los reflectores de la sociedad mediática, llevan a cabo con este espíritu acciones generosas de sostén al prójimo necesitado? Sirve de bien poco dar los propios bienes a los demás si el corazón se hincha de vanagloria por ello. Por este motivo, quien sabe que «Dios ve en el secreto» y en el secreto recompensará no busca un reconocimiento humano por las obras de misericordia que realiza.

4. Invitándonos a considerar la limosna con una mirada más profunda, que trascienda la dimensión puramente material, la Escritura nos enseña que hay mayor felicidad en dar que en recibir (Hch 20,35). Cuando actuamos con amor expresamos la verdad de nuestro ser: en efecto, no hemos sido creados para nosotros mismos, sino para Dios y para los hermanos (cf. 2Cor 5,15). Cada vez que por amor de Dios compartimos nuestros bienes con el prójimo necesitado experimentamos que la plenitud de vida viene del amor y lo recuperamos todo como bendición en forma de paz, de satisfacción interior y de alegría. El Padre celestial recompensa nuestras limosnas con su alegría. Y hay más: San Pedro cita entre los frutos espirituales de la limosna el perdón de los pecados. «La caridad -escribe- cubre multitud de pecados» (1P 4,8). Como a menudo repite la liturgia cuaresmal, Dios nos ofrece, a los pecadores, la posibilidad de ser perdonados. El hecho de compartir con los pobres lo que poseemos nos dispone a recibir ese don. En este momento pienso en los que sienten el peso del mal que han hecho y, precisamente por eso, se sienten lejos de Dios, temerosos y casi incapaces de recurrir a él. La limosna, acercándonos a los demás, nos acerca a Dios y puede convertirse en un instrumento de auténtica conversión y reconciliación con él y con los hermanos.

5. La limosna educa a la generosidad del amor. San José Benito Cottolengo solía recomendar: «Nunca contéis las monedas que dais, porque yo digo siempre: si cuando damos limosna la mano izquierda no tiene que saber lo que hace la derecha, tampoco la derecha tiene que saberlo» (Detti e pensieri, Edilibri, n. 201). Al respecto es significativo el episodio evangélico de la viuda que, en su miseria, echa en el tesoro del templo «todo lo que tenía para vivir» (Mc 12,44). Su pequeña e insignificante moneda se convierte en un símbolo elocuente: esta viuda no da a Dios lo que le sobra, no da lo que posee sino lo que es. Toda su persona.

Este episodio conmovedor se encuentra dentro de la descripción de los días inmediatamente precedentes a la pasión y muerte de Jesús, el cual, como señala San Pablo, se ha hecho pobre a fin de enriquecernos con su pobreza (cf. 2Cor 8,9); se ha entregado a sí mismo por nosotros. La Cuaresma nos empuja a seguir su ejemplo, también a través de la práctica de la limosna. Siguiendo sus enseñanzas podemos aprender a hacer de nuestra vida un don total; imitándole conseguimos estar dispuestos a dar, no tanto algo de lo que poseemos, sino a darnos a nosotros mismos. ¿Acaso no se resume todo el Evangelio en el único mandamiento de la caridad? Por tanto, la práctica cuaresmal de la limosna se convierte en un medio para profundizar nuestra vocación cristiana. El cristiano, cuando gratuitamente se ofrece a sí mismo, da testimonio de que no es la riqueza material la que dicta las leyes de la existencia, sino el amor. Por tanto, lo que da valor a la limosna es el amor, que inspira formas distintas de don, según las posibilidades y las condiciones de cada uno.

6. Queridos hermanos y hermanas, la Cuaresma nos invita a «entrenarnos» espiritualmente, también mediante la práctica de la limosna, para crecer en la caridad y reconocer en los pobres a Cristo mismo. Los Hechos de los Apóstoles cuentan que el Apóstol San Pedro dijo al hombre tullido que le pidió una limosna en la entrada del templo: «No tengo plata ni oro; pero lo que tengo, te lo doy: en nombre de Jesucristo, el Nazareno, echa a andar» (Hch 3,6). Con la limosna regalamos algo material, signo del don más grande que podemos ofrecer a los demás con el anuncio y el testimonio de Cristo, en cuyo nombre está la vida verdadera. Por tanto, que este tiempo esté caracterizado por un esfuerzo personal y comunitario de adhesión a Cristo para ser testigos de su amor. María, Madre y Sierva fiel del Señor, ayude a los creyentes a llevar adelante la «batalla espiritual» de la Cuaresma armados con la oración, el ayuno y la práctica de la limosna, para llegar a las celebraciones de las fiestas de Pascua renovados en el espíritu. Con este deseo, os imparto a todos una especial Bendición Apostólica.

BENEDICTUS PP. XVI

viernes, 25 de enero de 2008

"EL MISAL ROMANO" II


Continuamos en este segundo artículo analizando el contenido del Misal Romano. Tras el Propio del Tiempo, el Ordinario de la Misa y el Propio de los Santos vienen cinco apartados.

d) Las Misas Comunes. Esta parte del misal comprende siete conjuntos de formularios, comunes a otras tantas categorías de santos, incluyendo el Común de la dedicación de la iglesia, que aparen­temente no parece encajar bien aquí, sino entre las misas rituales. Se coloca a la cabeza de todos los comunes de los santos del Común de la Santísima Virgen, con siete formularios distribuidos por tiempos litúrgicos no estando su uso restringido a los sábados. Los restantes comunes responden a la nueva clasificación establecida en el curso de la reforma litúrgica, clasificación seguida también por la liturgia de las Horas: en primer lugar, los mártires (los apóstoles no tienen común en este misal, ya que tienen formularios propios); siguen los pas­tores, doctores, las vírgenes y los santos y santas. En estos últimos aparecen, además de los formularios verdaderamente comunes, unos for­mularios específicos para religiosos, educadores, etc. Se llaman comunes porque valen para cualquier santo que entre en la clasificación hecha. Por ejemplo, para la misa de un doctor de la iglesia. La individualización se hace al nombrarlo en el sitio correspondiente y señalado en el Misal (generalmente en la colecta y a veces en las demás oraciones presidenciales).


e) Las Misas rituales son una sección nueva en el misal, justificada desde el momento en que el Vaticano lI dispuso que los sacramentos de la confirmación y el matrimonio se celebrasen dentro de la misa (cf SC 71 y 77), así como la profesión religiosa (SC 80). Actualmente todos los sacramentos –excepto la penitencia– tienen cabida en la celebración de la eucaristía, manifestando así la íntima unidad y relación de todos los ritos sacramentales con el misterio eucarístico. Así pues hay siete grupos de formularios bajo las siguientes denominaciones: En la celebración de los sacramentos de la iniciación cristiana, En la celebración de la confirmación; En la administración de las órdenes; En la administración del viático; Por los esposos (en la celebración del matrimonio y en los aniversarios); En la consagración de vírgenes; En la profesión religiosa (varios formularios).

Misas rituales son también la misa crismal, que podría tener su lugar aquí, y la misa exequial. La unción de los enfermos y la comunión para un enfermo permiten la celebración de la misa en casa de éstos o en la iglesia. Sin embargo, para estos ca­sos es preciso acudir a las misas votivas de la eucaristía o por los enfermos.

f) Misas por diversas necesidades. Son Misas y oraciones que pueden decirse en distintas ocasiones, según sea necesario o conveniente para la comunidad. Se agrupan en cuarenta y seis títulos, divididos en cuatro secciones: Por la Santa Iglesia, Por las necesidades públicas, En diversas circunstancias públicas y Por algunas necesidades particulares. La segunda edición del misal añadió antífonas a algunos formularios y adjudicó diversos prefacios para algunas misas. Aquí podemos encontrar, por ejemplo, una misa para impetrar el bien de la lluvia o por las vocaciones religiosas.


g) Misas Votivas. Las misas votivas "se eligen libremente, según la piedad de los fieles, sobre los misterios del Señor o en honor de la santísima Virgen o de los santos". Ha desaparecido, no obstante, la relación de las misas con los días de la semana, de forma que los formularios actuales están distribuidos siguiendo un orden jerárquico. Hay que tener en cuenta la posibilidad de celebrar la misa votiva de cualquier santo que esté en el martirologio del día en los días de memoria libre o en las ferias del tiempo ordinario.

Las misas votivas forman series: grupo 1.°, misterios del Señor: Eucaristía, Nombre de Jesús, Preciosísima Sangre, Corazón de Jesús, Espíritu Santo; grupo 2.°, ángeles y santos: Santos Ángeles, san José, Todos los apóstoles, san Pedro, san Pablo, un solo apóstol, Todos los santos. La segunda edición típica del misal añadió dos misas de la santísima Virgen: Madre de la Iglesia y Nombre de María, y una misa de san Pedro y san Pablo.

h) Misas de difuntos. Cuenta con once formularios completos y con catorce series de oraciones por diversos tipos de difuntos. Una novedad importante y significativa es la distinción de formularios para el tiempo pascual y fuera del tiempo pascual, y la duplicidad de colectas en algunos formularios, para elegir.

Nota importante: No se ofrecen sufragios por los niños muertos antes de uso de razón, y menos por los que no han llegado a nacer. Se puede celebrar misa cuando muere un niño, pero no de sufragio sino de gloria, como se suele llamar. Tampoco se dice Misa de difuntos por las almas de los santos beatificados o canonizados, ya que la misa de difuntos es para pedir por sus almas, y ellos ya no lo necesitan. Se celebra la Misa de la fiesta correspondiente que siempre es de acción de gracia, solicitando la ayuda de Dios por la intercesión de los mismos.


3. EL APÉNDICE.

El Misal Romano recoge al final algunos elementos de interés: Plegarias eucarísticas, colectas para el Común de la Virgen María, el rito de la bendición y aspersión del agua bendita, once esquemas de oración de los fieles, el rito para designar a un ministro ocasional de la comunión, un Propio de los Santos y más Misas votivas. Algunas versiones añaden los cantos del ordinario de la misa. También aparece, al final, la misa en latín. Finalmente los índices: alfabético de celebraciones (del Señor, de la Virgen y de los santos), de prefacios y general.


miércoles, 23 de enero de 2008

"TRIDUO Y FUNCIÓN SOLEMNE DE LA HDAD. DE LA CENA"

MAÑANA COMIENZA EL TRIDUO DE LA HDAD. SACRAMENTAL DE LA CENA

Mañana jueves, comienza el triduo que la Antigua Hermandad y Cofradía Sacramental de la Santa Cena y Ntra. Sra. del Amor celebra en honor de sus sagrados titulares.

Comenzará a las 19.30 h con el Rezo de la Corona Dolorosa, Santa Misa con homilía, exposición mayor de S.D.M., cánticos, bendición y reserva, terminando con el Miserere y el Stabat Mater.

El Domingo a las 12.30 h tendrá lugar la Solemne Función Principal de Regla y Misa de Comunión General. Al término de ésta se rezará un responso por los hermanos fallecidos.

Ocupará la Sagrada Cátedra el Rvdo. P. Francisco Orozco Mengíbar.


jueves, 17 de enero de 2008

"COMIENZAN LOS CULTOS"


MAÑANA, CON LA HDAD. DE LAS PENAS, COMIENZAN LOS ACTOS CULTUALES DE CUARESMA

Como viene siendo habitual, la Seráfica y Piadosa Hermandad de las Penas abre el pórtico a los actos cultuales que desde este sábado irán celebrando las distintas Hermandades de Penitencia, hasta que, ya pasada la Semana Santa, culminen con la Hermandad de la Resurrección en la Parroquia del Carmen.

De esta manera, nos adentramos en las vísperas de tiempos de la "bendita" cuaresma, donde podremos deleitarnos con los altares que delicadamente se instalan en nuestros Templos y sentiremos aún más cercana la presencia de nuestras Sagradas Imágenes.

SOLEMNE FUNCIÓN PRINCIPAL DE INSTITUTO

Mañana, a las 20.30 h la Hermandad de las Penas celebra Solemne Función Principal de Instituto en la Ermita del Dulce Nombre de Jesús, Templo donde radica desde que el Convento de Ntra. Sra. de la Victoria (Los Frailes) cerrase sus puertas para proceder a una serie de obras de remodelación. Ocupará la Sagrada Cátedra el Rvdo. P. Fray Gabriel de la Dolorosa, de la fraternidad franciscana de Lucena.



jueves, 10 de enero de 2008

"EL MISAL ROMANO"

LITURGIA

El Misal Romano, que también se puede llamar como “libro del altar, oracional o libro del celebrante” es el libro oficial según el cual la Iglesia celebra la Eucaristía, conteniendo las oraciones de la Misa. Podemos decir que consta de tres partes: una sección introductoria con los documentos de promulgación del libro y las respectivas normas, el cuer­po del misal propiamente dicho donde están los formu­larios litúrgicos y un apéndice, al que siguen los índices. Para las lecturas su usa el Leccionario. El complemento del Calendario Litúrgico-Pastoral de cada año es obligado para conocer sin fallo las distintas Misas y celebraciones del día a día.

Es sumamente útil que los laicos que desempeñan funciones de ayuda al altar o a la palabra, tanto acólitos o lectores, instituidos u ocasionales, conozcan el contenido y estructura del Misal, para mejor poder ayudar al celebrante. En dos artículos consecutivos vamos a analizarlo brevemente.

1. LA SECCIÓN DOCUMENTAL.

En este primer apartado figuran varios documentos, siendo tal vez el más importante la OGMR (Ordenación General del Misal Romano), documento en el que se describen todos los elementos de la celebración de la misa y exponen todas las principales normas para su desarrollo ritual.

Como complemento a las normas de la misa se publican también el Motu propio Mysterii paschalis y las Normas Universales sobre el Año Litúrgico y sobre el Calendario, así como el Calendario Romano General y propio de España.

2. EL CUERPO DEL MISAL.

Com­prende ocho grandes bloques: El Propio del Tiempo, el Ordinario de la Misa, el Propio de los Santos, las Misas Comunes, las Misas Rituales, las Misas y oraciones por diversas necesidades, las Misas Votivas y las Misas de Difuntos.

Analizamos ahora solamente los tres primeros bloques.

a) El Propio del Tiempo es la parte fundamental del misal, el ciclo que desarrolla el misterio salvador en su totalidad en torno al sa­grado recuerdo de la vida y de la obra de Cristo (cf SC 102). Consta de las antífonas y las llamadas oraciones presidenciales (colecta, oración sobre las ofrendas y poscomunión). Se comienza con las oraciones del Adviento, para seguir con los demás tiempos fuertes: Navidad, Cuaresma, Triduo pascual y Pascua. Acaba esta parte con las oraciones del Tiempo Ordinario y las de las solemnidades del Señor que tienen lugar en este tiempo: Santísima Trinidad, Corpus Christi, Corazón de Jesús y Cristo Rey.

b) El Ordinario de la Misa comprende las partes que son comunes a todas las Misas: saludos, acto penitencial, Gloria, Credo, Liturgia eucarística con los prefacios y las cuatro plegarias eucarísticas más empleadas, el rito de comunión y los ritos de conclusión. Esta parte se encuentra situada hacia la mitad del misal, entre el Propio del Tiempo y el Propio de los Santos. El hecho de que esta parte sea común a todas las Misas no quiere decir que el Misal no ofrezca fórmulas variadas, adaptadas a los tiempos litúrgicos, para elegir las que pastoralmente resulten más eficaces (acto penitencial, aclamaciones, la paz, etc). Las plegarias eucarísticas –las cuatro más usadas– van señaladas con una pestaña verde en su comienzo. El resto de las plegarias eucarísticas, como la V en sus cuatro versiones, las de la reconciliación y las de niños, van al final, en el apéndice señaladas también con pestañas verdes. Termina este aparatado con un formulario para las bendiciones solemnes y oraciones sobre el pueblo.

c) El Propio de los Santos ocupa un bloque compacto, distribuyendo los formularios por meses, a partir de enero hasta diciembre. Consta cada santo como mínimo de la oración colecta, aunque algunos santos cuen­tan con formulario completo (ofrendas, poscomunión y en algunos casos prefacio), y otros con formulario para la vigilia además del propio del día: san Juan Bautista, san Pedro y san Pablo y la Asunción de María. En este apartado están también las fiestas fijas del Señor (dos de febrero la Presentación, veinticinco de marzo la Anunciación, seis de agosto la Transfiguración, 14 de septiembre la Exaltación y nueve de noviembre la Dedicación de la basílica de Letrán) más todas las solemnidades, fiestas y memorias de la Santísima Virgen (excepto el uno de enero).

miércoles, 2 de enero de 2008

"LAS FIESTAS DE PRECEPTO EN ESPAÑA PARA EL 2008"

LITURGIA

El CDC, en su canon 1246, al hablar de los días de fiesta, nos dice: “El domingo, en el que se celebra el misterio pascual, por tradición apostólica, ha de observarse en toda la Iglesia como fiesta primordial de precepto.

Igualmente deben observarse los días de Navidad, Epifanía, Ascensión, Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, Santa María Madre de Dios, Inmaculada Concepción y Asunción, San José, Santos Apóstoles Pedro y Pablo y, finalmente, Todos los Santos”. Añade posteriormente que la Conferencia Episcopal, previa aprobación de la Santa Sede, puede suprimir o trasladar al domingo algunas de las fiestas de precepto.

Para el año 2008, la Conferencia Episcopal española ha dispuesto las siguientes fiestas de precepto:

- 1 enero Santa María, Madre de Dios.
- 6 enero Epifanía del Señor.
- 19 marzo San José, esposo de la Virgen María (en 2008, San José se celebra el 15 de marzo, no es fiesta de precepto).

- 25 julio Santiago, apóstol.
- 15 agosto La Asunción de la Virgen María.
- 1 noviembre Todos los Santos.
-8 diciembre La Inmaculada Concepción de la Virgen María.
- 25 diciembre La Natividad del Señor.

Cada diócesis debe añadir las fiestas que acuerde el Obispo.

Además, todos los domingos del año (no se olvide que las solemnidades de la Ascensión y Corpus Christi han pasado al domingo siguiente). Las celebraciones móviles del año 2008 son las siguientes:

- Bautismo del Señor: 13 de enero.
- Miércoles de Ceniza: 6 de febrero.
- Domingo de Resurrección: 23 de marzo.
- Ascensión del Señor: 4 de mayo.
- Domingo de Pentecostés: 11 de mayo.
- Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote: 15 de mayo.
- Santísima Trinidad: 18 de mayo.
- Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo: 25 de mayo.
- Sagrado Corazón de Jesús: 30 de mayo.
- Jesucristo, Rey del Universo: 23 de noviembre.
- Domingo I de Adviento: 30 de noviembre.

- Sagrada Familia: 28 de diciembre.


EL TIEMPO ORDINARIO

En el año 2008, el tiempo ordinario comprende 34 semanas, de las cuales cuatro se celebran antes de Cuaresma, comenzando el día 14 de enero, lunes siguiente a la fiesta del Bautismo del Señor, hasta el 5 de febrero, día anterior al miércoles de Ceniza. Comienza de nuevo el tiempo ordinario en la semana VI el día 12 de mayo, lunes después del domingo de Pentecostés. Se omite la V semana.


Fuente: Calendario Litúrgico-Pastoral 2008. Comisión Episcopal de Liturgia.