viernes, 20 de junio de 2008

"LAS VESTIDURAS SAGRADAS, LOS VASOS Y LOS COLORES LITÚRGICOS"


1.- LAS VESTIDURAS SAGRADAS
Vamos en este breve artículo a analizar algunos de los elementos materiales que forman parte de la Sagrada Liturgia comenzando por las vestiduras. En la celebración litúrgica juegan un papel importante las Vestiduras Sagradas, que así es como hay que llamarlas y reservar el nombre de ornamentos para los elementos que adornan el altar y el presbiterio (SC 128).

El presidente y los demás ministros de la celebración son los únicos que se revisten de modo simbólico para su ministerio. En los primeros siglos del cristianismo no parece que los ministros se revistieran de modo especial, salvo las vestiduras romanas propias de los días festivos. Con el tiempo, al dejar de usarse estas vestiduras para el uso civil se mantuvieron para los actos de culto y de esas vestiduras derivan las actuales.




La vestidura litúrgica básica desde el presidente de la celebración a los acólitos es el alba (túnica blanca) que debe ir ceñida con cíngulo si no queda de por sí suficientemente ceñida al cuerpo, y con el complemento del amito si se precisa ya que su función es cubrir el cuello. Los presbíteros llevan sobre el alba la estola (tira de tela de uso común para todos los ministros ordenados) colgada al cuello con el color litúrgico que corresponda. Los diáconos la llevan cruzada del hombro izquierdo a la cintura. La casulla, que tiene su color litúrgico, es propia de los presbíteros y deriva del manto romano llamado "pénula". La debe llevar el que preside la celebración y en su evolución se ha pasado de las casullas en forma de guitarra, con abundante decoración y bordados a unas más prácticas y acordes a los tiempos actuales.




Otras vestiduras sagradas son: la capa pluvial, el humeral (paño que se pone sobre los hombros para portar o dar la bendición con el Santísimo), tiara pontificia (triple corona usada por los papas y suprimida por Pablo VI), solideo (casquete que cubre la cabeza y se descubre ante el Santísimo y hoy exclusivo de los obispos), mitra (insignia del obispo con doble pico), dalmática (propia de los diáconos y que impropiamente usan los acólitos), el roquete o sobrepelliz (que consiste en una especie de alba que se pone siempre sobre la sotana en algunas celebraciones y cubre por encima de las rodillas), el palio episcopal que es una especie de estola de color blanca salpicada de cruces usado por los arzobispos a modo de escapulario, las vestiduras corales de los canónigos y algunas más.





MATERIA, COLOR, ORIGEN Y SIGNIFICACIÓN DE LAS SAGRADAS VESTIDURAS


En definitiva, las vestiduras sagradas tienen una función pedagógica: distinguen a las diversas categorías de ministros identificándolos, contribuyen al decoro y a la estética de la celebración y con los colores litúrgicos ayudan a entender el misterio que celebramos.


2.- LOS VASOS SAGRADOS


En cuanto a los vasos sagrados los más importantes son: el cáliz o copa donde se pone el vino eucarístico, el copón para guardar las hostias consagradas y la patena, bandejita sobre la cual se deposita la hostia consagrada. Otros que se pueden citar son: el ostensorio y las custodias, ambas para la Exposición y Adoración del Santísimo, las vinajeras con el agua y el vino, la píxide (cajita más pequeña que el copón donde se lleva la Eucaristía a los enfermos) y el ciborio (copa grande o copón con tapadera suelta). La normativa sobre estos objetos hace referencia a que sean de materiales nobles, irrompibles e incorruptibles y que el cáliz no sea de material poroso.






3.- LOS COLORES LITÚRGICOS


En lo referente a los colores litúrgicos que la Iglesia emplea para celebrar los actos litúrgicos diremos que actualmente son seis: el blanco, color de la verdad, para todo el tiempo pascual y navideño, para las fiestas del Señor (salvo excepciones), de la Virgen, de los santos y santas, confesores y vírgenes como partícipes de la Pascua de Cristo así como para el sacramento de la Unción. 


El rojo, color del martirio, para el Domingo de Ramos, Viernes Santo, Pentecostés, Exaltación de la Santa Cruz, fiestas del Espíritu Santo y fiestas de apóstoles y mártires pudiéndose usar también en el sacramento de la Confirmación.


El verde, como esperanza de la venida del Señor, se usa los domingos y ferias del tiempo ordinario; el morado, color penitencial, se usa en Adviento y en Cuaresma.  El negro se podría emplear en misas de difuntos, aunque hoy día hay sacerdotes que rehusan de este color, dejándolo a facultad del Sr. Obispo. También el rosa es color litúrgico, significando alegría y pudiéndose usar el III domingo de Adviento y el IV de Cuaresma en los llamados domingos de Gaudete y Laetare respectivamente.


Por especial privilegio de la Santa Sede, en España e Hispanoamérica puede usarse el azul en la Inmaculada y en la fiesta de la Medalla Milagrosa, así como la Orden franciscana. Con respecto al uso del color azul, nos cuenta Alejandro Guichot que el arzobispo  D. Jaime Palafox pleiteó entre otros asuntos de la liturgia hispalense para suprimirlo, con el color azul, del cual la Congregación de Ritos declaró que no era lícito en la Iglesia. Mas tarde, el papa Pío VII en 1819 otorgó privilegio especial a la Catedral sevillana para usarlo en la Octava, y la Congregación de Ritos amplió este privilegio en 1879 a todas las iglesias del Arzobispado y poco después a todas las iglesias que lo pidieran a Roma aunque no aparece en el Misal romano. También se pueden usar otros colores en grandes fiestas si el color supone una mayor solemnidad, como por ejemplo el dorado.




Con respecto a los colores de las vestiduras (sotana) de los clérigos el blanco es el color propio del Papa, el rojo de los cardenales, el morado para los obispos y el negro para los presbíteros. El clero regular tiene sus propios hábitos. El solideo, pieza de tela en forma de casquete que cubre la coronilla de algunas dignidades y que tiene el origen de su nombre (sólo ante Dios del latín soli Deo) ya que sólo se quita ante el Santísimo, en la Consagración y en la Adoración de la Cruz del Viernes Santo, tiene el mismo color que la sotana. Las estolas van a juego con el color litúrgico del día. Para administrar el sacramento de la reconciliación se debe usar estola morada (penitencial).

Terminamos con una breve referencia a los signos distintivos de los cardenales. El color suyo propio es el rojo como ya hemos dicho y signos distintivos son: el anillo como símbolo de fidelidad al Papa y el birrete rojo. El capelo, sombrero muy aparatoso con borlas rojas y las amplias capas hoy ya no se usan. El tratamiento que les corresponde es el de Eminencia Reverendísima.



Daniel J. Carmona


"SOLEMNE FUNCIÓN EN HONOR DE S. JUAN BAUTISTA"


La Hermandad de San Juan Bautista, patrón de la Ribera Baja, celebra hoy Solemne Función a las 21.30 h, en honor de su titular en la Iglesia de San Juan Bautista de esta aldea.


Posteriormente, el Domingo 22 a las 11.00 h será oficiada otra misa, en la cual recibirán la Sagrada Forma por primera vez los niños que hacen su Primera Comunión.

Ambas eucaristías serán oficiadas por el Rvdo. P. D. Antonio Tejero Díaz, Párroco de Santiago el Mayor y Aldeas.


A las 20.00 h del Domingo 22, San Juan Bautista saldrá en procesión acompañado por la Banda de Música Inmaculada Concepción.

miércoles, 11 de junio de 2008

"EL AÑO LITÚRGICO"

El ritmo semanal con el domingo como día central es el primer eslabón de la cadena del Año litúrgico. Con el tiempo, un domingo destacó sobre los demás: fue el domingo de Pascua. En rigor, todos los domingos del año son domingos pascuales, pascua semanal. La Iglesia desde el S. V ha impuesto la obligación de santificar el día del Señor, día que comienza en las Vísperas, o sea, en la tarde anterior (sábado) siguiendo la costumbre judía de contar los días. También las solemnidades comienzan en la Víspera. Por este motivo la misa vespertina del sábado "vale" para cumplir el precepto dominical porque en rigor ya es domingo (CDC 1247-1248). El domingo pascual, núcleo del Año litúrgico, quedó fijado por el Concilio de Nicea reunido el año 325 que dispuso que la Pascua se celebrase el domingo posterior al primer plenilunio del equinoccio de primavera, o dicho de otra manera, el domingo que sigue a la primera luna llena que haya después del 22 de marzo. Por este motivo, la Pascua de Resurrección es fiesta variable, ya que depende de la luna y necesariamente deberá oscilar entre el 22 de marzo y el 25 de abril. Los poetas y pregoneros muy acertadamente han aprovechado esta circunstancia para decir que la luna sale a ver a la Macarena o que la luna se asoma para ver al Gran Poder aunque es justamente lo contrario, salen cuando hay luna. Una vez fijado el domingo pascual de cada año se establecen los demás tiempos movibles y sus fiestas: el tiempo pascual (cincuenta días posteriores) y el tiempo cuaresmal (cuarenta días atrás) además de las solemnidades que dependen de la fecha de Pentecostés (Santísima Trinidad, Corpus Christi, Sagrado Corazón).

El Año Litúrgico puede decirse que se compone de tiempos “fuertes”(Adviento, Navidad, Cuaresma y Pascua) en los cuales se celebra un misterio concreto de la historia de la Salvación y otro tiempo llamado Tiempo Ordinario en el cual no se celebra ningún aspecto concreto sino más bien el mismo misterio de Cristo en su plenitud, especialmente en los domingos. Este Tiempo Ordinario transcurre partido y dura treinta y tres o treinta y cuatro semanas.

TIEMPO DE ADVIENTO. El año litúrgico comienza en las vísperas del primer domingo de Adviento, que es siempre el domingo más cercano al día 30 de noviembre, festividad de san Andrés. Dura cuatro semanas con sus respectivos domingos.

TIEMPO DE NAVIDAD. Abarca desde el veinticinco de diciembre hasta el domingo posterior a la Epifanía(6 de enero). Ese domingo celebramos el bautismo del Señor.

TIEMPO ORDINARIO, PRIMERA PARTE. Abarca desde el lunes posterior a la fiesta del Bautismo del Señor hasta el martes anterior al Miércoles de Ceniza.

TIEMPO DE CUARESMA. La Cuaresma, tiempo de preparación para la Pascua de Cristo, es un tiempo claramente penitencial. "Actualmente, el cómputo matemático hace de nuestra Cuaresma un período de cuarenta y cuatro días, incluidos el miércoles de Ceniza y el Jueves Santo" (Jesús Castellano). Incluye cuarenta días de penitencia, excluyendo los cinco domingos de Cuaresma y el de Ramos (el domingo siempre es día festivo) y añadiendo los días del Viernes y Sábado Santo, ya en pleno Triduo Pascual. En sentido estricto, la Cuaresma abarca desde el miércoles de Ceniza hasta la misa vespertina de la Cena del Señor del Jueves Santo (NUALC 29).

SEMANA SANTA. Es la semana que abarca desde el Domingo de Ramos en la Pasión del Señor hasta la Vigilia Pascual del Sábado Santo. Incluye al Triduo Pascual, que comienza con la Misa vespertina en la Cena del Señor, del Jueves Santo y se prolonga Viernes, Sábado Santo y el domingo pascual. Triduo del Señor muerto, enterrado y resucitado. Es un error muy extendido hoy día seguir llamando Domingo de Pasión al domingo anterior al de Ramos (V de Cuaresma) cuando hoy día el domingo de Pasión es el mismo del de Ramos ya que se denomina Domingo de Ramos en la Pasión del Señor.

TIEMPO PASCUAL. Abarca los cincuenta días posteriores a Pascua de Resurrección (cincuentena pascual), incluyendo el domingo pascual, y se distinguen tres períodos:
* Octava de Pascua, que son los ocho días posteriores y deben considerarse como un solo día festivo. Termina en las Vísperas del II Domingo de Pascua.
* Tiempo Pascual hasta la Ascensión
* Tiempo Pascual después de la Ascensión.
El domingo de Pentecostés, que se celebra a los cincuenta días de Pascua, es el colofón del ciclo pascual, no debe pues considerarse como una nueva Pascua.

TIEMPO ORDINARIO, SEGUNDA PARTE. Abarca desde el lunes posterior a Pentecostés hasta las Vísperas del primer domingo de Adviento. El domingo anterior al primero de Adviento, último del Año litúrgco, celebramos la solemnidad de Cristo Rey.
Los días que no son domingos de cualquier tiempo se llaman ferias. Según la costumbre latina, el lunes recibe el nombre de "feria segunda" y así sucesivamente hasta la feria sexta (viernes). Recuérdese el nombre tan clásico y venerable de "feria V in Coena Domini" al Jueves Santo y el de "feria VI in Passione Domini" al Viernes Santo. El sábado tiene su nombre propio heredado de los judíos (Sabbat que significa descanso). El dies domínica, (kyriaké emera) es el domingo, el día del Señor. Ese día fue el de la resurrección de Cristo. Así nos lo cuentan los evangelistas (Mateo 28.1-7; Marcos 16. 1-8; Lucas 24.1-12; Juan 20. 1-10). Es también ese día el elegido por Jesús Resucitado para aparecerse a sus discípulos en el camino de Emaús y en el Cenáculo. También al domingo se la ha llamado el “octavo día” por los Padres de la Iglesia, haciendo referencia al tiempo nuevo que abre la resurrección y en otro sentido se le ha llamado el “tercer día” si se mira desde la perspectiva de la Cruz. De los simbolismos expuestos considerarlo como primer día de la semana será el más importante.

Terminamos con las palabras que la Constitución Litúrgica del Vaticano II (S.C.) nos dice sobre el año litúrgico:
"La Santa Madre Iglesia considera deber suyo celebrar con un sagrado recuerdo en días determinados a través del año la obra salvífica de su divino Esposo. Cada semana en el día que llaman del Señor, conmemora su resurrección, que una vez al año celebra, junto con su santa pasión, en la solemnidad de la Pascua. Además, en el círculo del año desarrolla todo el misterio de Cristo, desde la Encarnación y la Navidad hasta la Ascensión, Pentecostés y la expectativa de la dichosa esperanza y venida del Señor. Conmemorando así los misterios de la redención, abre las riquezas del poder santificador y de los méritos de su Señor, de tal manera que, en cierto modo, se hacen presentes en todo tiempo para que puedan los fieles ponerse en contacto con ellos y llenarse de la gracia de la salvación.

En la celebración de este círculo anual de los misterios de Cristo, la santa Iglesia venera con amor especial a la bienaventurada Madre de Dios, la Virgen María, unida con lazo indisoluble a la obra salvífica de su Hijo... Además, la Iglesia introdujo en el círculo anual el recuerdo de los mártires y de los demás santos que, llegado a la perfección por la multiforme gracia de Dios, y habiendo ya alcanzado la salvación eterna, cantan la perfecta alabanza de Dios en el cielo e interceden por nosotros" (Sacrosanctum Concilium 102, 103, 104).


Siglas empleadas:
CDC: Código de Derecho Canónico.
NUALC: Normas Universales para el Año Litúrgico.
SC.: Sacrosanctum Concilium.